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Desde principios de 2020, los conflictos, las malas condiciones macroeconómicas y los eventos climáticos ya generaban una marcada necesidad de ayuda alimentaria en todo el mundo. Es probable que el inicio y el desarrollo de la pandemia del COVID-19 y las medidas tomadas para suprimir su propagación intensifiquen la magnitud y la gravedad de la inseguridad alimentaria aguda. FEWS NET estima que en 2020, 94 millones de personas necesitarán ayuda alimentaria humanitaria en los 29[1] países en los que tiene presencia y aquellos que monitorea remotamente, 55 por ciento más que el promedio de cinco años de las necesidades de ayuda alimentaria en dichos países y un aumento del 25 por ciento en el plazo de un solo año (Figura 1).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que del 28 de febrero al 23 de abril de 2020, se registraron 7,406 casos de COVID-19 y 323 muertes en los 29 países que FEWS NET monitorea. Esto representa solo la escala conocida del brote, considerada por muchos una subestimación debido a las pruebas limitadas. Si bien no es posible predecir la duración y la gravedad del brote en cada país, los modelos epidemiológicos sugieren que es probable que haya un gran número de casos en los países que FEWS NET monitorea y se prevé que esto ejerza presión en los sistemas de salud ya de por si sobrecargados; las medidas de control asociadas debilitarán las actividades de medios de vida de las que dependen los hogares pobres para comprar alimentos y productos no alimentarios esenciales.
Los efectos negativos del COVID-19 en la inseguridad alimentaria aguda se deben en gran parte a los impactos indirectos de la pandemia, ya que los gobiernos y las comunidades ponen en práctica medidas de control para suprimir la propagación del virus. Estas medidas de control restringen el acceso a las actividades que generan ingresos, lo que provoca impactos negativos reales e inmediatos en la capacidad de los hogares pobres para cubrir sus necesidades diarias de alimentos. Aunque las cadenas de suministro global están operando a niveles casi normales y se prevé precios de alimentos globales casi promedio gracias a la amplia oferta de alimentos a nivel mundial, ya se reportan interrupciones localizadas en los flujos comerciales en algunos países; es probable que esto provoque una escasez periódica en el mercado y precios volátiles de ciertos productos seleccionados. En algunos casos, las medidas también impiden el acceso físico a los mercados. Además, debido a una probable disminución en los ingresos de exportación vinculados a una menor demanda mundial de productos básicos como petróleo, metales, textiles y cultivos agrícolas de alto valor (FMI), se prevé que muchos países de principal preocupación enfrenten una disminución en sus principales ingresos de exportación. Esta reducción y la posterior depreciación prevista de las monedas locales, podrían dar lugar a un aumento en el costo de los bienes importados en los mercados locales.
El acceso a los alimentos está cada vez más restringido para millones de hogares de todo el mundo a medida que los países implementan las medidas necesarias para suprimir la propagación del COVID-19 que, al mismo tiempo, restringe las oportunidades vitales para generar ingresos. Los hogares pobres urbanos y periurbanos constituyen la mayoría del aumento de las necesidades, aunque la mayor parte de la población mundial que necesita ayuda alimentaria sigue siendo la población rural pobre. En general, es probable que 94 millones de personas en los 29 países monitoreados por FEWS NET enfrenten Crisis (Fase 3 de la CIF) o peores resultados y que necesiten ayuda alimentaria humanitaria urgente (Figura 2). También es probable que la inseguridad alimentaria aguda sea más grave en algunas poblaciones que ya padecen inseguridad alimentaria.
Fuente : FEWS NET
Fuente : FEWS NET