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Los hogares del Corredor Seco oriental y occidental y las áreas del norte afectadas por las tormentas Eta e Iota iniciaron la época de escasez de forma prematura, sin ahorros, con deudas y enfrentando continúas alzas de precios de los alimentos básicos y el transporte. Los ingresos durante la temporada de escasez en curso son menores de lo normal por una reducción en las áreas de siembra y, por consiguiente, en el empleo agrícola, debido a los altos precios de los fertilizantes. Hasta septiembre, estos hogares reducirán el número de comidas por día y la cantidad de los alimentos incluidos a su dieta. Además, emplearán estrategias de afrontamiento negativas, tales como la migración atípica o la venta de activos productivos, por lo que se clasificarán en Crisis (Fase 3, CIF).
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Muchos de estos hogares lograrán mejorar a condiciones de Estrés (Fase 2, CIF) a partir de octubre al iniciar la alta temporada de empleo agrícola. Los mayores ingresos permitirán una mejora estacional de su alimentación. Sin embargo, algunos hogares, especialmente en áreas del Corredor Seco y Alta Verapaz, solo lograrán pagar deudas y cubrir necesidades inmediatas de alimentos, por lo que continuarán recurriendo a estrategias de afrontamiento no sostenibles que los mantendrá en Crisis (Fase 3, CIF).
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En el resto del país y durante toda esta perspectiva, los demás hogares pobres rurales experimentarán resultados de Estrés (Fase 2, CIF). Dados los altos precios de combustibles, transporte y alimentos, los ingresos agrícolas y provenientes de actividades no agrícolas no serán suficientes para asumir el costo de una alimentación diversa. Además, muchos hogares verán reducidas sus cosechas de granos básicos de autoconsumo lo que provocará una mayor dependencia del mercado. Para cubrir su alimentación, deberán recurrir al uso de ahorros y préstamos y a una disminución de la calidad de su alimentación y de otros gastos esenciales del hogar. Adicionalmente, las áreas urbanas se clasificarán en inseguridad alimentaria Mínima (Fase 1, CIF) durante toda la perspectiva, gracias, mayormente, a la gradual recuperación de la económica.
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Aunque los mercados se mantendrán abastecidos con maíz y frijol, los precios de alimentos, transporte y fertilizantes continuarán por arriba del promedio de los últimos cinco años y reportando incrementos mensuales debido a la continuación de la influencia de los factores internacionales. Además, los altos costos de transporte y daños por lluvias a las vías de comunicación encarecerán el traslado de carga.
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La producción de granos básicos podría verse afectada por áreas de siembra reducidas, los costos de los fertilizantes y el pronóstico de lluvias por arriba de lo normal, cuyos efectos de inundaciones y derrumbes de tierra ya han afectado negativamente algunas áreas focalizadas. Sin embargo, se espera que la demanda de mano de obra agrícola para los principales cultivos comerciales esté en rangos promedio.
Situación actual
Las siembras de granos básicos del ciclo de Primera y del único ciclo del Altiplano Occidental se encuentran en diferentes etapas de crecimiento. Si bien las precipitaciones han sido favorables para el desarrollo de los cultivos, en algunas áreas focalizadas del sur, norte y occidente del país, el exceso de lluvias en junio causó daños por inundaciones y deslizamientos. De esta temporada de Primera, los hogares rurales obtienen la producción más importante de maíz y garantizan la producción de semilla de frijol para el ciclo de Postrera, que inicia entre agosto y septiembre. Para este ciclo, los agricultores se enfrentan a los altos precios de insumos agrícolas, especialmente los fertilizantes: en comparación a mayo del 2021, la urea incrementó un 100 por ciento y las mezclas químicas 15-15-15 y 20-20-0 aumentaron entre 50 y 80 por ciento. Por consiguiente, los agricultores han debido hacer ajustes como disminuir la cantidad de fertilizantes, reducir el área de siembra, sustituir con mezclas de baja calidad, o no realizar la siembra. En algunas zonas del país, el costo por arrendamiento también se ha elevado (entre 10 y 20 por ciento comparado al año pasado), lo que afecta particularmente a los hogares más pobres sin tierras propias.
El aumento en la proporción de hogares que no dispondrán de producción propia a causa de los costos elevados durante este ciclo ha desencadenado en una reducción en la demanda de mano de obra para las limpias, siembras y mantenimiento de los cultivos de granos básicos. La reducción en las actividades del ciclo productivo de Primera ha afectado negativamente el ingreso de los hogares rurales más pobres, principalmente quienes dependen del jornal agrícola. Aunque sea esporádico, es su única fuente de ingreso durante estos meses hasta que inicie la temporada de alta demanda de mano de obra de los cultivos comerciales de exportación en octubre.
Después del impacto del COVID-19 en la economía, los diversos sectores continúan su vía hacia la recuperación. El Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) de abril 2022 muestra una variación interanual positiva de 4.5 por ciento, que se ha mantenido estable durante todo el 2022. Según los datos disponibles más recientes, desagregados por actividad económica en diciembre del 2021, las actividades de alojamiento y servicios de comida, transporte, almacenamiento y construcción mostraron las mayores variaciones positivas. Adicionalmente, el sistema de alertas sanitarias recientemente ajustado permite mayores aforos y menores requerimientos de distanciamiento, por lo que las actividades relacionadas a los servicios y comercio muestran mejoras hasta junio 2022. Igualmente, el sector de turismo, tras ser fuertemente golpeado por el COVID-19, finalmente, este año, muestra una recuperación importante con un aumento del 257 por ciento de visitantes extranjeros en mayo 2022, respecto al mismo período el año anterior. Sin embargo, se encuentra aún 13 por ciento por debajo de lo registrado en mayo de 2019, previo a la pandemia.
De acuerdo con el Banco de Guatemala (BANGUAT), las exportaciones crecieron 24.2 por ciento en los primeros cuatro meses del 2022 al compararlo con el mismo período de 2021. Los productos más importantes, de acuerdo con su participación en el valor total de las exportaciones, fueron vestuario (11.3 por ciento), café (8.5 por ciento), grasas y aceites comestibles (6.2 por ciento) y banano (6 por ciento). Al comparar los datos de los primeros cuatro meses de 2022 y de 2021, se observa un incremento del 54 por ciento en el valor exportado de café; y al cierre de la cosecha 2020/21 registró un aumento de 14.4 por ciento en el volumen exportado del café en comparación con la cosecha 2019/20, y un aumento del 34.8 por ciento del valor. De acuerdo con los datos de BANGUAT, la excepción de los aumentos en el valor de exportaciones es el cardamomo que, para los primeros cuatro meses del año, muestra una reducción del 30 por ciento en comparación con el mismo período del año anterior, debido principalmente a la caída del precio internacional. Estos datos de exportación muestran que, pese a las limitantes logísticas y económicas en otros países, estos productos básicos siguen siendo demandados, lo cual es positivo para la estabilidad de la producción y, por consiguiente, de las fuentes de trabajo. Sin embargo, de acuerdo al Banco Mundial, la expectativa de crecimiento es menor a la esperada para 2022 y 2023, lo que podría ralentizar la recuperación económica.
No obstante, el poder adquisitivo de los hogares continúa negativamente afectado. Tras el shock del COVID-19, incluyendo las interrupciones de la cadena de suministro y el aumento de los precios de los combustibles, la guerra en Ucrania ha empeorado estos problemas. Una nueva presión ha sido agregada a los precios de los alimentos de forma directa (como aceites o harinas) o indirecta, a través del alza en los precios de los fertilizantes, combustibles y el costo alto de transporte. El Índice de Precios al Consumidor (IPC), calculado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), indica que, en mayo, la inflación mensual fue de 1.3 por ciento y el ritmo inflacionario interanual fue de 5.8 por ciento. De acuerdo con el INE, son las inflaciones mensual y acumulada más altas de todos los meses de mayo del periodo 2015-2021. Las divisiones de transporte y de alimentos reflejan las variaciones más importantes en el nivel general de precios. Los precios locales siguen las tendencias internacionales, mostrando importantes variaciones interanuales y quinquenales. Desde hace unos meses, el gas propano, la energía eléctrica, el diésel y la gasolina cuentan con un subsidio. A pesar de ello, para inicios de junio, sus precios continúan por arriba del promedio de los cinco años (Cuadro 1). De acuerdo con los datos de Ministerio de Energía y Minas (MEM), las variaciones interanuales del diésel y las gasolinas superior y regular son los principales gastos básicos que registran las mayores alzas porcentuales en el IPC. En consecuencia, el costo del transporte urbano y extraurbano muestra incrementos de 41 y 49 por ciento, respectivamente, al comparar mayo 2022 con mayo 2019 (como referencia prepandemia). En algunas regiones los aumentos han sido mayores, entre el 60 y 100 por ciento.
Cuadro 1. Aumentos porcentuales de principales materias primas.
Producto | Porcentaje de aumento comparado con mayo 2021 | Porcentaje de aumento comparado con el promedio de los últimos cinco años |
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Precio Internacional Combustible (Estados Unidos) | 68 | 101 |
Precio Internacional – Fertilizante cloruro de potasio | 178 | 154 |
Precio Internacional – Maíz amarillo (Estados Unidos) | 14 | 81 |
Precio Nacional – Diésel | 65 | 83* |
Precio Nacional – Gasolina regular | 43 | 64* |
*incluye subsidio de GTQ 7.00 para diésel, y GTQ 5.00 para gasolina hasta el 4 de agosto,2022.
Fuentes: FEWS NET Global Price Watch, World Bank Pink Sheet, MEM
Los productos que forman parte de la canasta básica de alimentos han experimentado alzas interanuales siendo los productos elaborados a base de trigo, el aceite comestible, la cebolla y el tomate que muestran los mayores aumentos, entre el 11 y 37 por ciento en comparación con el promedio de los tres últimos años. Otros productos que constituyen la base de la dieta de los hogares rurales, tales como el maíz blanco y el frijol negro (con aumentos en el precio de 50 y 33 por ciento, respectivamente, comparado con el promedio de los últimos cinco años) siguen al alza, a pesar del abastecimiento estable en los mercados con reservas de las últimas cosechas nacionales y las constantes importaciones formales e informales desde México. A los shocks económicos globales que inciden en estos incrementos del último mes, se suman el desbordamiento de ríos, inundaciones y derrumbes ocasionados por el exceso de lluvias recibidas durante junio, que no solo han afectado viviendas y cultivos, sino también carreteras lo que ha perjudicado el flujo normal de transporte de personas y mercancías.
La continuación de ingresos bajo lo normal y el alza de los precios de alimentos y transporte han causado que los hogares deban recurrir a solicitar préstamos atípicos, incurriendo a deudas formales e informales por más tiempo de lo normal. PMA confirmó esta tendencia con datos colectados en abril en el campo que indican que las deudas se mantienen en rangos similares al año pasado para el 32 por ciento de los hogares entrevistados, y son mayores para el 22 por ciento.
Las remesas provenientes de los Estados Unidos siguen en aumento, y para mayo registran un incremento de 29 por ciento comparado con el año pasado. La migración hacia este país sigue siendo una estrategia para algunos guatemaltecos que buscan un mejor ingreso. Sin embargo, en los primeros cuatro meses del año, se registra un aumento de 124.3 por ciento de migrantes retornados de manera forzosa con referencia al mismo período en 2021, según el estudio de la OIM y USAID sobre retornos al norte de Centroamérica; los departamentos con mayor cantidad de personas retornadas son Huehuetenango, San Marcos, Guatemala y Quetzaltenango. Según el estudio sobre migración publicado por el Migration Policy Institue (MPI) y el PMA, en Guatemala, el 91 por ciento de los guatemaltecos entrevistados indica que el factor económico es motivo principal de migración, y que el 79 por ciento viajaba a través redes ilegales (como coyotes). El monto de la remesa mensual promedio es de 350 USD (2,700 GTQ), utilizada para cubrir necesidades básicas y costos de subsistencia, particularmente alimentos y gastos comunes del hogar.
Hasta la semana del 22 al 28 de mayo 2022, el Departamento de Epidemiología del MSPAS reporta un acumulado de casos de desnutrición aguda (moderada y severa) de 9,422 casos de niños menores de 5 años con desnutrición aguda a nivel nacional, siendo una reducción de 9.9 por ciento comparado con el año anterior. Sin embargo, al desagregar los datos por severidad, es evidente un incremento del 8 por ciento en los casos de desnutrición aguda severa. Las Áreas de Salud de Escuintla, Sacatepéquez y Retalhuleu concentran el mayor riesgo de desnutrición aguda en los niños menores de 5 años.
Instituciones como Catholic Relief Services, World Vision, Save the Children, PMA, Acción contra el Hambre, TROCAIRE y Food for the Hunger proveerán transferencias monetarias con fondos de la Oficina de Asistencia Humanitaria de USAID (BHA) y fondos propios. Los departamentos seleccionados son Quiché (6 municipios), Huehuetenango (2 municipios), Totonicapán (4 municipios), Alta Verapaz (4), Chiquimula (4), Jalapa (7), Jutiapa (4), Sololá (5), Izabal (4) y Santa Rosa (6). El número de entregas es de entre dos a seis meses, los montos de las transferencias y cantidades de entregas varían y las coberturas municipales van desde el 2 al 19 por ciento de los hogares.
Adicionalmente, el Gobierno de Guatemala lanzó en junio el Programa Nacional de Emergencia para enfrentar el impacto económico de la guerra en Ucrania. Entre las medidas, se incluyen: la implementación de subsidios a energía eléctrica, gas y combustibles, la constitución de reservas estratégicas de granos básicos a través del PMA, y la entrega de transferencias monetarias y entre otras acciones de protección social. También se contempla otorgar un estipendio de 1,000 GTQ (130 USD) para 300,000 agricultores que implementen prácticas de conservación de suelos en sus terrenos bajo la supervisión del personal del Ministerio de Agricultura.
La actividad económica del país sigue en recuperación, favorecida por el ajuste a los parámetros del semáforo de alertas COVID-19 y la eliminación de medidas restrictivas de distanciamiento social, de aforos y del uso de mascarilla en todos municipios, excepto en aquellos clasificados en alerta roja. Esto ha permitido que se recuperen fuentes de empleo que hasta hace unos meses seguían operando de forma parcial. La mayoría de los productos de mayor exportación siguen en cifras positivas y los indicadores macro de actividad y expectativas económicas reflejan una actividad económica estable. Sin embargo, los ingresos más bajos que lo normal y los altos precios de los alimentos, combustibles y transporte están afectando negativamente la capacidad adquisitiva de los hogares.
Los hogares rurales ubicados en el Corredor Seco y áreas del norte afectados por las tormentas de años pasados entraron a la época de escasez antes de lo usual debido a la falta de reservas de granos básicos por menores cosechas en 2021. A esto se suma el alto costo de alimentos y transporte, y la menor demanda para los trabajos esporádicos en los cultivos de granos básicos. Todo lo anterior ha resultado en una merma considerable de su poder adquisitivo. Estos hogares están, por lo tanto, recurriendo desde hace unos meses a estrategias de afrontamiento no sostenibles, como el ajuste de la cantidad de alimentos incluidos en su dieta, migración laboral atípica y la venta de activos productivos, por lo que actualmente se clasifican en Crisis (Fase 3, CIF). Los demás hogares rurales en la mayoría del país experimentan resultados de Estrés (Fase 2, CIF). Para dichos hogares, los ingresos no han sido suficientes para adquirir alimentos en calidad suficiente y deben usar estrategias de afrontamiento diversas, como el ajuste en la dieta, gasto de ahorros, solicitud de créditos y préstamos para complementar su alimentación y necesidades básicas. Mientras que las áreas urbanas, que captan la mayor actividad comercial y experimentan los beneficios de la recuperación económica, se clasifican en inseguridad alimentaria Mínima (Fase 1, CIF).
Supuestos Nacionales
La perspectiva entre junio de 2022 a enero de 2023 se basa en los siguientes supuestos a nivel nacional:
- El fenómeno de La Niña continuará durante todo el período analizado, por lo que se esperan lluvias por arriba del promedio y una canícula normal en duración y temporalidad.
- Se espera un desarrollo normal de los cultivos de granos básicos de Primera. Sin embargo, las lluvias por arriba del promedio durante ese ciclo podrían causar daños o pérdidas por inundaciones o deslizamientos en lugares focalizados.
- Para el segundo período de lluvias, se esperan lluvias por arriba del promedio que podrían promover el inicio temprano de las siembras de Postrera, además ocasionar inundaciones y daños a los cultivos por exceso de humedad y brote de enfermedades y plagas (Figura 1).
- El aumento en los precios de los insumos agrícolas ocasionará la reducción de áreas de cultivo. Por eso, y por exceso de humedad, se espera que los volúmenes de producción de granos básicos para ambos ciclos productivos, melón, hortalizas, café y cardamomo para productores pequeños y medianos estén por debajo del promedio.
- Se espera una menor contratación de mano de obra, con una reducción de días de trabajo, para los cultivos de granos básicos y melón y para las producciones medianas y pequeñas de café, cardamomo y hortalizas. Asimismo, debido al bajo precio de venta del cardamomo, la demanda de mano de obra en fincas comerciales estaría por debajo del promedio.
- Se espera que los volúmenes de exportación de cultivos comerciales y los precios internacionales de café, aceite de palma africana, banano y azúcar se mantengan en rangos normales y con ello que la demanda de mano de obra en las grandes fincas comerciales sea estable. En el caso del café, el pronóstico de acumulados de lluvia por arriba de lo normal en algunas áreas del país podría ocasionar la caída de grano y brote de plagas, pero se espera que la contratación de jornal se mantenga estable. Asimismo, se espera que la demanda de mano de obra para el corte de café en fincas de México y Honduras esté en rangos normales.
- Los ingresos generados por el trabajo no agrícola y ocupaciones informales continuarían mejorando, pero levemente por debajo de niveles prepandemia ya sea en forma de menos días de trabajo, trabajo parcial, menor pago por día trabajado. La actividad turística continuaría su recuperación y los hogares dependientes de estas fuentes de empleo, ya sean formales o informales, podrían iniciar a recuperar sus medios de vida e ingresos, pero éstos no llegarían aún a los niveles prepandemia.
- Los precios de los combustibles, así como fertilizantes, continuarían la tendencia marcada hasta el momento con precios muy por arriba del promedio de los últimos cinco años. Los altos costos de transporte y pagos de deudas continuarían reduciendo la proporción del ingreso dedicada a la compra de alimentos de los hogares.
- Se espera un abastecimiento normal de mercados pero que los precios de los alimentos de la dieta básica, tales como el maíz y el frijol estarán por arriba del promedio de los últimos cinco años (entre 45 y 50 y entre 25 y 30 por ciento, respectivamente) (Figura 2).
Resultados de seguridad alimentaria más probables
Para el período de junio a septiembre 2022, los hogares rurales continuarán transitando el período más fuerte de escasez hasta finales de agosto. Estacionalmente, durante estos meses, los ingresos disminuyen pues las oportunidades de trabajo temporal agrícola son pocas. Este año los ingresos de los jornaleros agrícolas que suelen ser contratados para los trabajos relacionados a los cultivos de granos básicos continuará por debajo de lo normal, ya que los altos precios de los fertilizantes llevaron a los medianos y pequeños productores a disminuir sus áreas de siembra de Primera, reduciendo o, incluso, eliminando el gasto de mano de obra. El alto costo de los insumos agrícolas también tendrá un impacto negativo en la producción para autoconsumo de los pequeños agricultores, pues para bajar costos reducirán las extensiones de siembra, no utilizarán fertilizantes, o lo harán en cantidades mínimas o de baja calidad. Esto ocasionará una reducción significativa en su producción de Primera, que regularmente alcanza para su autoconsumo por uno a tres meses. Los agricultores de subsistencia que no lograron alquilar tierras o realizar la siembra no contarán con cosechas propias para el autoconsumo y dependerán totalmente de la compra en el mercado.
Para los siguientes meses se espera que los precios de alimentos, transporte y fertilizantes continúen por arriba del promedio de los últimos cinco años y reportando incrementos mensuales debido a la continuación de la influencia de los factores internacionales, junto con los daños por lluvias a las vías de comunicación. Por lo anterior, hasta septiembre, los hogares rurales deberán recurrir al uso de ahorros, préstamos y disminución de la calidad de su alimentación, además del recorte de otros gastos esenciales del hogar, para poder cubrir su alimentación, por lo experimentarán resultados de Estrés (Fase 2, CIF). Los hogares rurales más pobres localizados en el Corredor Seco, Altiplano Occidental y el norte del país, afectados por las tormentas Eta e Iota, entraron antes de lo usual a la época de escasez debido a las pérdidas agrícolas de los ciclos pasados y los bajos ingresos. Estos hogares han dependido por un largo periodo de la compra de alimentos en el mercado a precios elevados, y, ya que no cuentan con ahorros, continuarán recurriendo a préstamos y créditos. Para lograr cubrir una dieta básica mínima, reducirán la cantidad de alimentos y la frecuencia de comidas, e implementarán estrategias de afrontamiento negativas como la migración atípica y la venta de activos productivos que pondrán en riesgo sus medios de vida, clasificándose en Crisis (Fase 3, CIF) hasta septiembre.
El siguiente período que cubre esta perspectiva (octubre 2022 a enero 2023) coincide con la época de alta demanda de mano de obra para los principales cultivos comerciales de exportación y la salida de las cosechas de granos básicos de Primera y Postrera. Se espera que la oferta laboral e ingresos esté en rangos promedio para la mayoría de los cultivos de exportación, excepto para el cardamomo dado el menor precio de venta y para el corte de café de pequeños y medianos productores para quienes es difícil de cubrir los precios de los insumos agrícolas y se verán obligados a reducir los costos de mano de obra. A nivel nacional, el exceso de lluvias y humedad y la disminución en las áreas de siembra por los altos costos de fertilizantes reducirá los volúmenes de producción de granos básicos, particularmente de los pequeños y medianos agricultores. Esto ocasionará menores reservas para los agricultores de subsistencia, menores volúmenes de comercialización para los que logran destinar parte de su cosecha a la venta, y por consiguiente una mayor dependencia del mercado para su alimentación mientras continúan los altos costos de alimentos y transportes. Sin embargo, los ingresos recién percibidos permitirán a los hogares rurales mejorar su alimentación y eviten el uso de estrategias de afrontamiento críticas, que los clasificará en Estrés (Fase 2, CIF) hasta enero 2023. No obstante, dentro de estas áreas, existirán bolsones de población experimentando todavía resultados de Crisis (Fase 3, CIF) ya que sus ingresos recién percibidos serán rápidamente utilizados y el acceso a los alimentos se reducirá progresivamente.
La mejora en los ingresos no será suficiente para hogares rurales más pobres en ciertas áreas más afectadas del Corredor Seco, Altiplano Occidental y en Alta Verapaz, que no han logrado recuperarse debido a las deudas no saldadas y el deterioro de sus medios de vida. Los factores económicos mencionados anteriormente no permitirán que estos hogares cuenten con cosechas propias de granos básicos, con las cuales lograrían cubrir uno a tres meses de consumo familiar. Los jornales recién percibidos serán usados para saldar deudas y comprar alimentos mínimos para la dieta, a precios más altos que lo usual, pero seguirán recurriendo al ajuste de la cantidad de comidas, los créditos y la migración atípica para completar su alimentación, experimentando resultados de Crisis (Fase 3, CIF) hasta enero 2023.
Para los dos períodos que cubre esta perspectiva, las áreas urbanas continuarían en inseguridad alimentaria Mínima (Fase 1, CIF), beneficiadas por una mejora en la actividad económica, gracias a la ausencia de restricciones de aforos y distanciamientos. Sin embargo, el aumento de los precios de combustibles y de la canasta básica de alimentos presionará el poder adquisitivo de los hogares, por lo que en estas áreas existirán bolsones de población que se clasifiquen en Estrés (Fase 2, CIF).
Eventos que pueden cambiar la perspectiva
Posibles eventos en los siguientes ocho meses que pueden cambiar el escenario más probable.
Área | Evento | Impacto en los resultados de seguridad alimentaria |
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Nacional | Lluvias debajo del promedio o prolongación e intensidad de canícula | Esto ocasionaría daños a los cultivos y rendimientos de granos básicos de ambos ciclos por debajo del promedio, lo que resultaría que más hogares experimenten resultados de Estrés (Fase 2, CIF) y Crisis (Fase 3, CIF). |
Nacional | Daños por exceso de lluvias mayores a las anticipadas | Un exceso de humedad y el brote de plagas en el café, caída de frutos, ocasionaría mayor reducción de la producción y empleo. Causaría también aumentos adicionales a los precios y una mayor reducción de las reservas de los hogares de subsistencia, resultando en más población clasificada en Estrés (Fase 2, CIF) y Crisis (Fase 3, CIF). |
Nacional | Tormenta tropical o huracán | El impacto de una tormenta tropical dependerá de la magnitud y la trayectoria, pero ocasionaría daños agrícolas y en la infraestructura pública y privada, lo que aumentaría la población en Estrés (Fase 2, CIF) y Crisis (Fase 3, CIF) y empeoraría la situación por los hogares ya enfrentando resultados de Crisis (Fase 3, CIF). |
Nacional | Aumento adicional en los precios internacionales de los combustibles | Un aumento adicional al precio de los combustibles a nivel nacional y por ende de los alimentos, reduciría aún más la capacidad adquisitiva de los hogares, causaría que deterioro del consumo de alimentos, resultando en una mayor proporción de hogares enfrentando condiciones de Estrés (Fase 2, CIF) y Crisis (Fase 3, CIF). |
Fuente : FEWS NET
Fuente : NOAA/FEWS NET
Fuente : Ministerio de Agricultura, Ganadria y Alimentación (MAGA/DIPLAN), FEWS NET
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