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A pesar de las perspectivas económicas favorables para la economía nacional, el débil avance del programa de vacunación y el alza en los contagios de COVID-19 no permitirían una reactivación completa de las actividades económicas y, por consiguiente, la recuperación de los ingresos familiares perdidos durante esta pandemia. El sector turismo continuará siendo uno de los más afectados, pues está ligado a la demanda internacional que requiere condiciones de seguridad que exigen la contención de la propagación del virus.
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Los precios de los alimentos permanecen altos, particularmente el de los granos básicos. De acuerdo con el comportamiento estacional, los precios tenderán a aumentar hasta la salida de la cosecha de Primera. La llegada de maíz y frijol fresco al mercado mejorará la disponibilidad e influirá en un leve descenso en los precios, pero es probable que se mantengan por arriba del promedio de los cinco años. El servicio de transporte público urbano y extraurbano no ha vuelto a la normalidad y mantiene restricciones de capacidad y cobros elevados, lo que continuaría dificultando la movilización.
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Los cultivos de maíz y frijol se desarrollan favorablemente en todo el país y se espera que la cosecha de granos de Primera, la única cosecha del Altiplano y la de Postrera estén en rangos promedio. Sin embargo, las lluvias irregulares durante la primera temporada de lluvias causaron un atraso en las siembras en algunas áreas del oriente. En zonas focalizadas del occidente, los fuertes vientos y caída de granizo podrían afectar los rendimientos de los cultivos.
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A nivel nacional, se espera que los hogares pobres sigan presentando dificultades para acceder a los alimentos y que continúen empleando estrategias de afrontamiento de estrés tales como la reducción de gastos en salud y educación, el uso de ahorros y la inclusión a su dieta de alimentos de menor calidad para satisfacer sus necesidades alimenticias. Estos hogares se clasificarían en inseguridad alimentaria en Estrés (Fase 2, CIF) durante todo el periodo que cubre esta perspectiva, aunque se espera que algunos mejoren su situación a inicios del siguiente año.
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Hasta septiembre, los hogares rurales más pobres enfrentarán una situación de inseguridad alimentaria en Crisis (Fase 3, CIF), pues se encontrarán en el periodo de escasez debiendo recurrir a estrategias de crisis para su alimentación. A partir de octubre, contarán con maíz y frijol de su cosecha e ingresos generados durante la temporada de alta demanda de mano de obra. El aumento de ingresos permitiría mejorar el consumo de alimentos, por lo que se clasificarían en Estrés (Fase 2, CIF). Sin embargo, para hogares del corredor seco y de áreas afectadas por las tormentas Eta e Iota, el aumento de los ingresos no evitaría las brechas de consumo y la recurrencia a estrategias de crisis, experimentado inseguridad alimentaria en Crisis (Fase 3, CIF).
Situación actual
Las restricciones para evitar la propagación del virus se mantienen invariables desde inicios del año, guiadas por el Tablero de Alertas a cargo del Ministerio de Salud que clasifica los municipios según la incidencia de casos conformados de COVID-19 por 100,000 habitantes. La clasificación por colores, que van de verde (nueva normalidad), amarillo (moderada), naranja (alta), hasta rojo (máxima), se refieren a limitaciones de aforos, distanciamiento social y uso de mascarilla. Todas las actividades económicas se encuentran en marcha y la recuperación avanza. Algunos colegios ya han sido autorizados para clases presenciales en sistema híbrido, y los horarios de operación de centros comerciales, mercados, supermercados, tiendas de barrio y restaurantes se han normalizado. El transporte público no ha vuelto a la normalidad. Al 26 de junio se registran 217 municipios en alerta roja (4.4 veces lo encontrado en febrero), 64 en naranja, 59 en amarillo. Los casos han ido en constante aumento desde la segunda quincena de febrero 2021. Al 28 de junio, se ha vacunado al 7.2 por ciento de la población con una dosis y 1.5 por ciento con esquema completo. El país ha recibido 1.28 millones de dosis de vacunas con un máximo diario de vacunación de 31,517 personas.
Las siembras del ciclo productivo de Primera se han establecido en todo el país y se desarrollan con normalidad, mostrando diferentes etapas fenológicas. En algunas zonas, las intensas lluvias han provocado inundaciones y deslizamientos, así como daños a cultivos por lluvia y viento en áreas focalizadas de Sololá y Totonicapán, particularmente. Al 24 de junio, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) reporta 219 incidentes en lo que va de la temporada de lluvias que ha damnificado a 1,398 personas, y ha causado daños a viviendas e infraestructura.
A nivel nacional, los mercados se encuentran funcionando con normalidad, abastecidos con grano almacenado proveniente de la Franja Transversal del Norte, Petén, y oriente del país, así como de importaciones formales e informales de maíz de México. Los precios del maíz blanco y del frijol negro siguen el comportamiento estacional pero por arriba del promedio de los últimos 5 años: 9 por ciento (Q143.88/QQ) y 16 por ciento (Q457.70/QQ) respectivamente. Estos precios responden en parte al aumento del precio de los combustibles y, por consiguiente, del transporte, así como al alza de los precios internacionales del maíz amarillo.
El proceso de recuperación de la actividad económica avanza con mayor celeridad en zonas urbanas, lo que se traduce en oportunidades de ingresos para el sector informal y recuperación parcial de empleos perdidos durante la pandemia. De acuerdo con el informe de Banco de Guatemala (BANGUAT), el panorama de las exportaciones de abril de 2021 muestra una variación interanual de 14.8 por ciento. Siendo los artículos de vestuario, el cardamomo, el café, el banano y el azúcar, los productos de mayor importancia. El cardamomo fue el principal producto de exportación en términos divisas, con un crecimiento de 26 por ciento entre enero y marzo 2021 comparado con el mismo periodo del 2020. El Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE publicado por BANGUAT) ha mostrado cambios positivos desde los últimos meses del año pasado y lo que va del 2021, y también muestra cifras favorables de los principales productos agrícolas de exportación: azúcar, café, aceite, frutas y hortalizas, lo cual favorece la disponibilidad de fuentes de empleo en estos sectores para jornaleros. Sin embargo, las actividades ligadas al turismo interno local siguen afectadas mostrando leves signos de recuperación gracias al movimiento interno de personas. De acuerdo al INGUAT, en marzo 2021 se percibieron 41 por ciento menos visitantes no residentes al país comparado con el mismo mes en el 2020, tanto vía terrestre como aérea. Para esta época, en el área rural, las fuentes de ingresos son escasas tanto internamente como en países vecinos como Honduras o México. Adicionalmente, los altos costos del transporte limitan la movilidad para la búsqueda de empleo.
El año 2020 cerró con récord en el monto de recepción de remesas familiares, a pesar del impacto de la pandemia en la economía mundial y sus implicaciones en Estados Unidos, principal país receptor de los migrantes guatemaltecos. Los primeros cinco meses del 2021 muestran un crecimiento constante en el flujo de remesas, con un incremento de 43 por ciento respecto al mismo periodo del 2020 y 38 por ciento superiores a este periodo de referencia en 2019 (datos de BANGUAT). Los departamentos que reciben mayor volumen de remesas son Guatemala, Huehuetenango, San Marcos, Quetzaltenango y Petén. En cuanto a la cantidad de familias con remesas, el mayor volumen se registra en los primeros 4 departamentos mencionados, seguidos de Quiché(CABI).
En cuanto al nivel de precios, el ritmo inflacionario en Guatemala es cercano al seis por ciento desde febrero 2021. Las divisiones de gasto que han influido en este aumento son: transporte, vivienda y restaurantes. Según el índice de precios al consumidor, los gastos básicos que registran mayor variación interanual en mayo de 2021 son el servicio de bus extraurbano (59.9 por ciento), gasolina regular (59.4 por ciento), gasolina superior (54.6 por ciento), servicio de bus urbano (40.5 por ciento). Otros gastos con alzas significativas son hortalizas y vegetales (güisquil, hierbabuena, repollo, chile picante y elote). El servicio de transporte público urbano y extraurbano aún no ha vuelto a la normalidad, los cobros son elevados y la capacidad dentro de los buses es limitada, lo que dificulta la movilización a fuentes de empleo o lugares de compra de alimentos a mejor precio y reduce los recursos que pueden ser destinados a alimentación. Según el monitoreo del PMA, al 7 de junio, el 42.9 por ciento de los hogares reportan dificultades para acceder a los mercados, 18.4 por ciento explica que es por falta de dinero, 5.9 por las distancias y 4.5 por ciento porque están preocupados por el contagio.
Respecto a la situación de desnutrición aguda en el país, el reporte de Situación Epidemiológica de la Desnutrición Aguda, de la semana epidemiológica 22, periodo del 30 de mayo al 5 de junio, muestra niveles muy parecidos a la misma semana del 2020, año con el que puede ser comparado por el ajuste metodológico (modificación en el sistema de traslado de datos automáticos desde el área de salud). A nivel nacional, la tasa de desnutrición aguda es de 60.3 por 10,000, cifra similar al año anterior con 58.1.
En cuanto a la asistencia alimentaria, actualmente están finalizando su ejecución los proyectos con fondos de USAID en apoyo a las afectaciones por la pandemia y las tormentas Eta e Iota, implementados a través de Catholic Relieve Services (CRS), Save the Children y Project Concern International (PCI) que incluyeron transferencias en efectivo para alimentos y para reponer activos productivos afectados durante las tormentas. Durante junio, TROCAIRE y OXFAM están brindando asistencia en efectivo y entrega de alimentos en municipios de Quiché, Huehuetenango, Alta Verapaz, Chiquimula e Izabal. El gobierno, por su parte, tiene como fuentes principales de asistencia el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Desarrollo. El primero cuenta con el programa de apoyo a familias con niños con desnutrición aguda y en inseguridad alimentaria, para poco más de 100,000 raciones y el programa de alimentos por acción con 50,000 raciones para el año 2021.
El Ministerio de Educación implementa con el programa de alimentación escolar con una cobertura de 2.5 millones de niños de educación pre-primaria y primaria en el sistema público a nivel nacional, que contempla una asignación de GTQ 4.00 (USD
0.52) por niño. Desde el año pasado al suspenderse las clases presenciales, se entrega a los padres alimentos por el monto de la asignación cada 20 o 40 días. El contenido es diverso, pero incluye alimentos provenientes de los productores de agricultura familiar en cada localidad. Por su parte, el Ministerio de Desarrollo está implementando el Bono Social Agropecuario para la reactivación de los sistemas productivos que contempla 4 transferencias de GTQ 1,000 para 105,000 productores agropecuarios afectados por las tormentas Eta e Iota, localizados en 119 municipios de 10 departamentos. El Ministerio de Agricultura está proporcionando semilla de hortalizas a un número reducido de hogares que forman parte de sus Centros de Aprendizaje, de igual forma en meses pasados brindó apoyo a un número reducido de agricultores de infrasubsistencia con semilla de maíz y frijol para las siembras de la temporada de Primera.
Resultados actuales de la seguridad alimentaria. La actividad económica continúa mejorando a pesar de que los casos de contagio de COVID-19 han aumentado y que la vacunación va a un ritmo lento. Actualmente, a nivel rural, los hogares más pobres y pobres se encuentran en la temporada de escasez, la cual inició antes de tiempo por la baja en los ingresos y el uso constante de estrategias de afrontamiento, como el uso de ahorros y la recurrencia a préstamos. La demanda de mano de obra temporal agrícola es estacionalmente baja; existen opciones reducidas y esporádicas de jornales en producción agrícola, pero los costos del transporte dificultan el movimiento a otras áreas dentro y fuera de la zona de residencia, así como fuera del país. Estos factores, aunados a la ausencia de reservas de alimentos y los costos elevados de alimentos, han provocado el ajuste a la dieta básica antes de lo usual. Los hogares urbanos pobres continúan en una constante recuperación de sus fuentes de ingresos pero llevan más de un año enfrentando los elevados costos del transporte, de los alimentos y de otras necesidades básicas, por lo que se clasifican en situación de inseguridad alimentaria en Estrés (Fase 2, CIF). Además de estas dificultades, los hogares más pobres del corredor seco y del norte del país, afectados por las tormentas Eta e Iota, enfrentan mayores problemas para asegurar su alimentación básica, por lo que han intensificado el uso de estrategias de crisis limitando aún más el consumo de alimentos, haciendo uso de ahorros, aumentando el nivel de endeudamiento, o recurriendo a la migración atípica en tiempo y localidad, así como a la venta de activos. Estas estrategias comprometen sus medios de vida, por lo que este grupo se clasifica en inseguridad alimentaria en Crisis (Fase 3, CIF).
Supuestos nacionales
Evolución del COVID-19 y restricciones. El persistente aumento de contagios de COVID-19, aunado al lento avance en la vacunación, podría implicar el refuerzo de las restricciones actuales, aunque serían de forma temporal, tal como sucedió en mayo pasado cuando se produjo un alza en los casos. Se esperaría que dichas limitaciones no afecten el progreso de la reactivación de la economía. Al momento, no existen planes concretos para la adquisición y ni fechas de recepción de próximos lotes de vacunas, lo que obstaculizaría la continuidad de la inmunización. Lo anterior podría dificultar la reactivación de algunos sectores económicos que aún continúan con un nivel bajo de actividad tales como el turismo, educación y algunos servicios personales. El transporte público continuaría siendo escaso, operando con limitaciones, de forma irregular y a precios altos.
Clima y desarrollo de cultivos. De acuerdo con el de Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH), en los siguientes meses se esperan lluvias promedio y un periodo canicular normal entre julio y agosto, lo que favorecería el desarrollo de los cultivos y la obtención de rendimientos promedio de granos básicos en la temporada de Primera. Para el segundo periodo de lluvias, a partir de finales de agosto, el pronóstico del Centro de Predicción del Clima (CPC) de NOAA indica la probabilidad de lluvias promedio a por arriba del promedio en todo el país, lo que permitiría el establecimiento y desarrollo de las siembras del ciclo de Postrera, cuyas cosechas se esperan en rangos promedio. Sin embargo, la irregularidad e intensidad de las lluvias podrían causar pérdidas de cultivos en áreas focalizadas.
Mercados, precios de alimentos y transporte. Los mercados y supermercados del país se mantendrían abastecidos con alimentos nacionales e importados. La oferta de maíz y frijol sería estable con producto almacenado y maíz proveniente de México. Para agosto se espera el inicio de la cosecha de granos básicos del ciclo de Primera. La llegada del grano fresco a los mercados provocaría la disminución estacional de los precios; sin embargo, este año factores externos tales como el alza en el precio internacional del maíz y el consecuente aumento de la demanda del grano nacional por parte de la industria, así como los elevados costos del transporte impedirían que exista una baja considerable en los precios. Asimismo, una menor producción de maíz en México podría presionar la demanda interna y provocar un aumento en el precio de venta en el mercado local. Por lo tanto, se espera que los precios continúen por arriba del promedio de los últimos cinco años y se mantengan cercanos a los registrados durante el 2020. Los precios de los alimentos en general podrían seguir altos, influenciados por los crecientes costos de transporte. El servicio de buses públicos permanecería escaso y caro debido a las restricciones de aforo y, porque a fala de transporte público colectivo, los hogares continuarían empleando métodos de transporte privados para movilizarse.
Ingresos. El Índice de Confianza de la Actividad Económica, publicada por BANGUAT mide la percepción sobre la situación económica. Desde diciembre ha mostrado una tendencia positiva, donde la mayoría de los entrevistados considera que la economía está mejor que hace un año y espera que continúe mejorando en los próximos meses (77.8 y 89.5 por ciento, respectivamente). Esto indicaría que las actividades económicas seguirían recuperándose, aunque de forma lenta dado el mantenimiento de restricciones de aforo y distanciamiento. Se espera que la demanda de los principales productos agrícolas de exportación (café, banano, azúcar, hortalizas y frutas) siga estable y pueda aumentar gracias a la apertura de la actividad comercial y de servicios en los países extranjeros que van relajando las medidas restrictivas conforme avanza la vacunación. De acuerdo con el informe de USDA la producción nacional de café para el ciclo 2021-2022 podría aumentar 10 por ciento comparado a la campaña 2020-2021, y las exportaciones un 8 por ciento. Asimismo, el consumo de café se recuperaría mostrando un aumento del 13 por ciento comparado con el año pasado cuando, por efectos del COVID, el consumo disminuyó por cierre de hoteles, restaurantes y cafés, durante varios meses. Si bien para el área urbana se espera que la oferta de empleo siga mejorando durante todo el periodo, en el área rural no sería hasta octubre que inicie la temporada de alta demanda de mano de obra agrícola particularmente en los cultivos comerciales; hasta entonces, los hogares podría mejorar sus ingresos con la cosecha de café, cardamomo, azúcar, palma africana, banano, frutas y hortalizas cuya producción se mantendría similar al año pasado y por consiguiente la cantidad de empleo y valor del jornal. Sin embargo, las restricciones para el cruce de fronteras por el requerimiento de pruebas COVID-19 o vacunas y los altos costos de transporte podrían perjudicar la generación de ingresos de los hogares. El sector turismo continuaría afectado: la Organización Mundial del Turismo (OMT), basándose en factores tales como el levantamiento de restricciones, el éxito de los programas de vacunación y la introducción de protocolos armonizados presenta dos posibles escenarios de recuperación de la actividad turísticas uno para julio y el otro para septiembre, pero ambos por debajo de las cifras prepandemia. De acuerdo a la encuesta realizada por Manpower, la expectativa de empleo sigue en aumento por tercer trimestre consecutivo, luego de un último semestre 2020 con valores negativos. Las grandes empresas son las que mejor expectativa de aumento del empleo tienen para el trimestre de julio a septiembre y todos los sectores, manufactura, comercio, comunicaciones y transporte, servicios, agricultura, pesca, minería y extracción y construcción muestran un comportamiento positivo.
Ingresos por remesas. En los primeros 5 meses de 2021, el flujo de remesas se ha mantenido por arriba del promedio de los últimos cinco años y se espera que la tendencia continúe. Se esperaría que los hogares receptores usen este dinero principalmente para consumo y restablecer ahorros, y que gradualmente lo destinen para la contratación de mano de obra agrícola y no agrícola.
Nutrición. Para este periodo, cuyos primeros meses coinciden con la época de escasez, los casos de desnutrición aguda podrían aumentar con un comportamiento similar al del 2021, marcando el pico estacional en agosto.
Asistencia alimentaria. Aparte de los programas sociales ya establecidos, no se esperan nuevos programas de asistencia por parte del Gobierno. La cooperación internacional cuenta con varios proyectos de asistencia alimentaria que contemplan transferencias monetarias para familias en 82 municipios ubicados en Quiché, Huehuetenango, Sololá, Alta Verapaz, Chiquimula, Jalapa, Jutiapa, Zacapa, El Progreso, Retalhuleu, Totonicapán y Santa Rosa. Con fondos de USAID, el Programa Mundial de Alimentos (PMA), Catholic Relief Services (CRS), Acción contra el Hambre (ACH), Plan Internacional, Visión Mundial y Save the Children atenderán a más de 31,000 familias en 69 municipios de esos departamentos. TROCAIRE cubrirá a 1,357 familias en 7 municipios del Quiché durante junio y julio, Oxfam atenderá 938 familias de Izabal, Chiquimula, Huehuetenango y Alta Verapaz hasta el mes de agosto, COOPI atenderá a 417 familias de 3 municipios en Huehuetenango de julio a noviembre.
Resultados de seguridad alimentaria más probables
Si bien las perspectivas de reactivación económica son en general favorables, el débil avance del programa de vacunación y el ritmo de contagios de COVID-19 no permitirían un levantamiento total de restricciones en el periodo que cubre esta perspectiva. Las limitaciones de aforos en servicios, fábricas, comercios y oficinas continuarían obstaculizando las actividades económicas y la posibilidad de nuevas inversiones, por lo que los hogares no podrían recuperar por completo sus fuentes de ingresos. Los precios de los alimentos permanecen altos, sobre todo para los granos básicos, los cuales no han logrado apegarse al comportamiento estacional y acercarse a valores previos a la pandemia, después del impacto causado por las restricciones impuestas por el COVID-19. Se espera que los precios se mantengan arriba del promedio y similares al 2020 durante el periodo de proyección de este reporte. El transporte público se mantendrá irregular y caro, lo que se reflejaría en mayores gastos para los hogares que deberán pagar un mayor precio ya sea por transportarse en buses públicos o en carros privados. En las áreas rurales, los hogares transitarán la temporada de escasez durante el primer periodo que cubre esta perspectiva hasta octubre cuando inicia la alta demanda de mano de obra agrícola. A nivel nacional, se espera que los hogares pobres sigan presentando dificultades para acceder a los alimentos y que continúen empleando estrategias de afrontamiento de estrés tales como la reducción de gastos en salud y educación, el uso de ahorros y la inclusión a su dieta de alimentos de menor calidad para satisfacer sus necesidades alimenticias durante todo el periodo que cubre esta perspectiva, clasificándose en inseguridad alimentaria en Estrés (Fase 2, CIF), aunque se espera que algunos hogares mejoren su situación a inicios del siguiente año.
En el área rural, durante el primer periodo que abarca esta perspectiva los hogares más pobres enfrentarán una situación de inseguridad alimentaria en Crisis (Fase 3, CIF), pues se encontrarán en el periodo de escasez marcado por la dependencia de las compras de alimentos en el mercado y el continuo uso de estrategias de crisis tales como la recurrencia a préstamos, ventas de activos y reducción de la calidad y cantidad de alimentos para cubrir su alimentación básica, tras el impacto de las restricciones impuestas por el COVID que redujo sus ingresos (provenientes del jornal agrícola, actividad comercial y turística, y comercio informal) y causó el aumento del gasto familiar para comprar alimentos y pagar transporte. Durante el segundo periodo que cubre este reporte, se registran las cosechas de granos básicos, cuyos rendimientos promedio permitirían que los hogares dejen de comprar en el mercado y mejoren el consumo durante algunos meses. Este periodo coincide también con la época de alta demanda de mano de obra, cuando los hogares que dependen de un jornal agrícola tienen mayores oportunidades de empleo. Si bien se espera que la producción de los cultivos comerciales esté en rangos promedio, la dificultad del transporte y su alto costo podría ocasionar que algunos hogares reduzcan los días de empleo pues el gasto para movilización podría no compensar el jornal generado. Para la mayoría de los hogares pobres el aumento de los ingresos permitiría pagar deudas y hacer uso de los ingresos para la compra de alimentos. Gracias a la disponibilidad de maíz y frijol de su propia cosecha, así como mayores ingresos para la compra de alimentos, los hogares podrían mejorar tanto la diversidad como la cantidad de alimentos que forman parte de su dieta familiar, lo que le permitiría clasificarse en Estrés (Fase 2, CIF). Para los hogares más pobres, que residen en áreas del corredor seco y zonas afectadas por las tormentas Eta e Iota, así como las dependientes del sector turismo, las nuevas cosechas de granos básicos y los ingresos por jornales, no evitarían el uso de estrategias, y continuarían experimentando inseguridad alimentaria en Crisis (Fase 3, CIF) debido al recurrente endeudamiento para la compra de alimentos. En estos casos parte de los ingresos provenientes de la venta de sus cosechas sería destinado para el pago de deudas, en detrimento de su alimentación en un futuro próximo.
Fuente : NMME CPC/NOAA
Fuente : MAGA/DIPLAN
Fuente : MAGA/DIPLAN
Fuente : MAGA/DIPLAN
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