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- Hasta enero 2024, un mayor inventario de granos básicos en el mercado por las cosechas de Primera y Postrera, provocará precios estacionalmente más bajos. Simultáneamente, el aumento de reservas de los hogares rurales a través de su producción reduce su necesidad de compra de alimentos. Una mayor capacidad adquisitiva de los hogares dependientes de los sectores agrícola, comercial y turístico, así como de las remesas, reducirá estacionalmente las presiones en su economía. Sin embargo, la inflación continúa siendo el factor limitante para la seguridad alimentaria en la mayoría de los hogares pobres de la región, que continuarán en inseguridad alimentaria Acentuada (Fase 2, CIF). Además, hay áreas en el Corredor Seco y norte de Honduras donde persisten bolsones de hogares que sufrieron pérdidas agrícolas totales en ambos ciclos en 2023 que muestran resultados de Crisis (Fase 3, CIF).
- De febrero a mayo 2024, la mayoría población rural pobre en la región, se mantendrán en inseguridad alimentaria Acentuada (Fase 2, CIF) con limitaciones estacionales principalmente en el acceso a alimentos, agudizadas por la persistente inflación y una mayor dependencia del mercado a raíz de la reducción en los rendimientos agrícolas. La población pobre urbana verá una leve mejora en la capacidad adquisitiva dada la perspectiva de menor inflación. Por el contrario, las áreas en el norte y el Corredor Seco de Honduras se clasificarán en Crisis (Fase 3, CIF) debido a pérdidas significativas que sufrieron durante 2023 y la acumulación de choques consecutivos que han desgastado sus medios de vida. En respuesta, estos hogares se verán obligados a utilizar estrategias de afrontamiento insostenibles, como la modificación en la cantidad de alimentos consumidos, para satisfacer sus necesidades alimentarias.
- El paso de la tormenta tropical Pilar en los últimos días de octubre mejoró las condiciones productivas para el ciclo de Postrera en Nicaragua, un productor clave de frijol para la región. Esto tiene implicaciones positivas para la disponibilidad regional y los precios de este producto en los próximos meses hasta la salida de la cosecha de Apante en febrero 2024, a la vez que favorecerá la existencia de reservas del grano en los hogares productores. Sin embargo, en general, este último ciclo en Honduras y El Salvador verá una reducción leve en los rendimientos respecto al promedio, a causa de la persistencia de lluvias deficitarias e irregulares y las altas temperaturas ocasionadas por un fenómeno de El Niño. Estas condiciones desfavorables continuarán hasta mayo 2024, lo que afectará levemente la producción de Apante/Postrera Tardía.
- Debido a los efectos en la producción agrícola este año, los hogares productores verán una reducción en su disponibilidad de alimentos, que presionará su economía al forzarlos a recurrir a la compra. Los ingresos, en general, no muestran una mejora significativa, más allá de algunas alzas estacionales, por lo que la capacidad adquisitiva de los hogares pobres urbanos y rurales se mantendrá limitada en un contexto de una inflación persistente y precio altos para los alimentos básicos. En general, a pesar de una mejora global frente al escenario de hace un año, las circunstancias continúan mostrando limitaciones para el acceso a los alimentos.
Área | Anomalías Actuales | Anomalías Proyectadas |
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Regional |
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El ciclo de Postrera concluye en noviembre/diciembre, por lo que actualmente está fluyendo la cosecha hacia los mercados, y los hogares productores logran llenar sus reservas, especialmente de frijol que es el cultivo principal. Ante lluvias erráticas y bajos acumulados con temperaturas superiores al promedio este año, el paso de la tormenta tropical Pilar por la región, entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre, ocasionó un aumento considerable y agudo en los acumulados de lluvia. Esto provocó algunos daños por deslizamientos e inundaciones en Honduras y El Salvador, así como reducciones en los rendimientos de los cultivos de frijol que son particularmente susceptibles a altos niveles de humedad. Contrariamente, en Nicaragua tuvo efectos favorables para la producción, puesto que incrementó la humedad disponible en el campo justo al tiempo que los cultivos la requerían, mejorando considerablemente las condiciones de desarrollo. El gobierno nicaragüense prevé un crecimiento de la producción de frijol del cinco por ciento, lo que mantendrá estable el suministro regional, dada la relevancia de su aporte al inventario de la región.
Figura 1
Fuente: NOAA/ FEWS NET
Las perspectivas climáticas para los siguientes meses siguen el patrón observado durante el último año, puesto que el fenómeno de El Niño alcanzará su pico alrededor del inicio de año para posteriormente iniciar a debilitarse, pero sus efectos persistirán hasta mayo 2024. De esta cuenta, las temperaturas anormalmente altas y las lluvias irregulares y tendientes al déficit continuarán durante todo el período de análisis. El ciclo de Apante en Nicaragua, y Postrera Tardía en áreas al norte de Honduras recién iniciaba en noviembre/diciembre y concluye en febrero/marzo, por lo que menores acumulados de lluvia ocasionará una baja leve en los rendimientos (Figura 1). Adicionalmente, se prevé que las condiciones del suelo no sean adecuadas para la siembra al inicio del ciclo de Primera 2024, forzando a los agricultores a retrasar las actividades agrícolas en espera de una mejora, y asegurar el correcto desarrollo de los cultivos.
En noviembre, una caída de cinco a 25 por ciento en los precios mayoristas del maíz blanco en los principales mercados de cada país, mostrando la mayor variación Nicaragua, demostró una tendencia típica estacional de menores precios de los granos básicos de Primera. Esta notable diferencia en Nicaragua se debe a la implementación de acciones de monitoreo de precios por parte del gobierno, lo que ha limitado las prácticas de especulación y acaparamiento. Por otro lado, el precio del frijol rojo en los tres países tendió a la estabilización luego de incrementos atípicos en los últimos meses, con la disponibilidad de grano proveniente de la cosecha de Primera y la cercanía de la Postrera, a inicios de diciembre, que influyen en los comerciantes que inician a bajar los precios. No obstante, los precios de ambos productos continúan muy por encima de los valores promedio de los últimos cinco años, con rangos hasta 62 por ciento en el caso del maíz, y del 71 por ciento para el frijol. Estas alzas se deben a factores como el efecto residual de las fuertes anomalías presentadas desde hace dos años, y la continuación de precios elevados en los costos de producción. Los productores han visto una disminución en el precio de los insumos, pero estos aún no alcanzan sus valores prepandemia, y los aumentos en el precio de jornal durante el último año no han permitido una recuperación más sustancial en los costos de producción.
Desde noviembre hasta febrero 2024, los hogares cuyos medios de vida dependen del café ven un aumento estacional en sus ingresos, pues la cosecha trae consigo ganancias para los productores y el aumento en la demanda de mano de obra para los jornaleros. Sin embargo, este año los precios de venta del grano ha bajado respecto al reportado el año previo en línea con los definidos en el mercado internacional, a la vez que los costos de producción se mantienen elevados debido a que las variaciones climáticas han implicado retos de mantenimiento agronómico y de acceso hacia los beneficios y los mercados de venta. Esto ha moderado el efecto positivo que suele tener la cosecha en este grupo de hogares, especialmente en el caso de los pequeños. El perfil del mercado laboral para los jornaleros ha cambiado a causa de una mayor migración, resultando en una caída en la oferta de cortadores. A pesar de un incremento en el jornal desde 2022, las condiciones climáticas erráticas han tenido un impacto negativo en la productividad de las plantas, lo que repercute directamente en sus ingresos finales, puesto que se les paga por peso recolectado durante el día. Otros grupos poblacionales que dependen de sectores como el comercio y turismo verán una mejora en sus ingresos a fin de año, con las festividades propias de la época, y posteriormente en marzo/abril, con la Semana Santa. Los empleos en el sector de la construcción y manufactura tendrán resultados mixtos durante el período de análisis, pero no se prevé un cambio significativo en los ingresos para los hogares que dependen de estos.
En general, la inflación ha mostrado signos de desaceleración al disminuir los precios de los combustibles; no obstante, continúa muy por encima de los valores presentados previos a la pandemia. Consecuentemente, el poder adquisitivo de los hogares pobres en la región sigue presionado, especialmente debido a que los precios de los alimentos continúan elevados y las mejoras en los ingresos suelen ser estacionales.
Desde diciembre hasta el inicio de la temporada anual de escasez de alimentos a los finales de marzo, los hogares productores suelen reducir su dependencia del mercado pues renuevan sus reservas con las cosechas. Se prevé que las mismas duren menos de lo normal, dada la diminución en los rendimientos a causa del déficit hídrico experimentado durante el ciclo de Primera, y las erráticas lluvias durante la Postrera y Apante. No obstante, las mejoras estacionales en la disponibilidad y el acceso a alimentos permitirán que la mayoría hogares rurales logren llenar sus requerimientos alimentarios, haciendo uso de algunas estrategias de afrontamiento leves como las modificaciones en la calidad de la dieta, clasificando estas áreas en inseguridad alimentaria Acentuada (Fase 2, CIF) hasta enero 2024. Mientras tanto, algunos bolsones de hogares cuyas pérdidas agrícolas fueron significativas en áreas del Corredor Seco y el norte de Honduras se clasificarán en Crisis (Fase 3, CIF). Los hogares urbanos también experimentarán una disminución en los niveles de inseguridad alimentaria durante este mismo período gracias a un aumento estacional en las opciones de comercio y turismo durante las fiestas de fin de año, así como el ingreso de remesas que dinamizan la economía local.
Este año, se prevé que la temporada de escasez inicie un mes antes —en febrero/marzo. Esta se caracteriza por la conclusión de la alta demanda de mano de obra, el consumo de las reservas de granos básicos y el aumento en los precios de los granos básicos al alejarse de la época de cosecha, agudizando la situación alimentaria de la mayoría de la población rural de la región, ubicándola en inseguridad alimentaria Acentuada (Fase 2, CIF). La temporada de escasez se da hasta la salida de la cosecha, a finales de agosto. Sin embargo, para los hogares más afectados por las pérdidas agrícolas de este año, ubicados en el norte y el Corredor Seco de Honduras, el efecto acumulativo de los choques reportados los últimos cuatro años en su capacidad de respuesta y resiliencia influirán para que estos hogares presenten condiciones de Crisis (Fase 3, CIF) a partir de febrero. En el caso de la población pobre urbana, esta verá una leve alza en sus ingresos durante marzo, si depende del comercio y el turismo, puesto que festividades de Semana Santa provocan un aumento en las oportunidades de generación de ingresos. El resto del período estarán en inseguridad alimentaria Acentuada (Fase 2, CIF).
Cita recomendada: FEWS NET. El Salvador, Honduras, y Nicaragua Informe de monitoreo remoto Diciembre 2023: A pesar de la baja estacional, los precios arriba del promedio continúan limitando el acceso a los alimentos, 2023.
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