Cosechas de subsistencia en riesgo por continuidad de condiciones climáticas adversas

Hasta septiembre, los hogares más pobres del Corredor Seco de El Salvador y Honduras enfrentarán resultados de Crisis (Fase 3, CIF) a consecuencia del deterioro estacional de la seguridad alimentaria (falta de reservas de alimentos y baja temporada de demanda de mano de obra), además de las afectaciones sufridas en años anteriores. Estos hogares recurrirán a estrategias de afrontamiento poco sostenibles sin lograr cerrar la brecha en su consumo, en parte debido al endeudamiento previo. En los últimos meses del año, la proporción de hogares en Crisis disminuye, permitiendo una mejora a inseguridad alimentaria Acentuada (Fase 2, CIF) debido a la salida de las cosechas, una disminución estacional en los precios y un incremento estacional en los ingresos. El resto de los hogares pobres urbanos y rurales de la región enfrentan limitaciones en su capacidad adquisitiva debido a los altos precios, que continuarán y los mantendrán en inseguridad alimentaria Acentuada (Fase 2, CIF) hasta enero 2024.

Se espera una reducción de la producción de cultivos de subsistencia debido a las anomalías en el patrón de precipitaciones al comienzo del ciclo de Primera. El inicio de la temporada de lluvias comenzó en junio, con un mes de retraso, y continuó con lluvias irregulares y temperaturas atípicamente altas. Se observaron déficits de lluvia de hasta 55 por ciento del promedio a lo largo de la región, pero especialmente en el norte, centro y sur de Honduras, el oriente de El Salvador y el occidente de Nicaragua. Dada la continuidad del fenómeno de El Niño, los acumulados de lluvia estarán por debajo del promedio con temperaturas altas durante el resto del ciclo de Primera y el inicio de la Postrera, lo que ocasionará una reducción de al menos 25 por ciento en la producción de subsistencia en las áreas más afectadas. No obstante, se prevé una afectación más moderada en las producciones nacionales, gracias a una mayor capacidad de inversión y a la disponibilidad de riego.

La capacidad adquisitiva de la población se mantiene presionada debido a la persistencia de los altos precios de productos básicos (como el frijol rojo) y la inflación elevada. A pesar de que los precios de los productos básico han disminuido respecto a los máximos reportados en 2022, y que el ritmo inflacionario ha mostrado una desaceleración con leves variaciones en comparación con el mes anterior, estos continúan por encima del promedio. En junio 2023, la inflación alimentaria reportó incrementos interanuales del 6.9, 10.1 y 13.8 por ciento en El Salvador, Honduras y Nicaragua, respectivamente, mientras que la canasta básica aumentó hasta 14.3 por ciento respecto al mismo mes en 2022. En los siguientes meses, la inflación se mostrará estable, pero los precios se mantendrán arriba del promedio, afectando el acceso a los alimentos de los hogares rurales no productores y para los productores que dependerán del mercado un mes más que lo normal hasta la cosecha de Primera en septiembre.

El sector cafetalero se enfrenta a una perspectiva de una menor producción debido a las anomalías climáticas imperantes y a una menor capacidad de inversión a causa del efecto acumulado de choques anteriores. Aunque aún no es posible una estimación de la magnitud de la baja, se prevé que disminuya la demanda de mano de obra para la cosecha, que ocurre entre noviembre 2023 y febrero 2024.